Lucía Fernández-Recalde Velasco | Atsiame (Ghana)

Cuando hablamos de la época de la juventud, muchos la conocen como la edad de oro y del tiempo para el auto descubrimiento. Cargados de energía y con ganas de comerse el mundo, los jóvenes están llenos de libertades e ilusiones pero también de incertidumbres aunque ser joven en Ghana  puede tener sus peculiaridades. Según Zhujiworld, compañía dedicada a la investigación demográfica, Ghana está compuesta por 3,4 millones de jóvenes en 2021. La alta tasa de natalidad, aspecto cultural y económico, favorece la existencia de este segmento de la población ghanesa, encargada de ser el motor de prosperidad del país. Sin embargo, se trata de jóvenes que en muchos casos su modo de vida les ha proporcionado una madurez adelantada, y continúan teniendo las mismas incertidumbres y problemas propios de su edad.

Tras conversar con un nuevo amigo, Sedem, uno de los jóvenes de la comunidad de Atsiame, pude descubrir que nuestras similitudes son mucho mayores que las que se presuponen en un comienzo. Para ambos los estudios y el futuro son un tema de vital importancia ; son el camino por el que transitar hacia la vida adulta y próspera. La diferencia radica entonces en las oportunidades para llegar a la Universidad. Estudiar en la Universidad en Ghana requiere un esfuerzo muy grande para las familias, que se ven obligadas a ahorrar durante años para costear dicha matrícula. Este hecho se complica en función del número de hijos del que se componga la familia. En la mayoría de los casos, únicamente un hijo logra ir a la Universidad mientras el resto se ve obligado a trabajar. Mientras tanto, esos hermanos que esperan para cursar estudios superiores deben encauzar su vida. Para ellos, la respuesta a sus problemas se encuentra en el matrimonio. Contraer matrimonio es vital en la cultura ghanesa para avanzar en la sociedad. Encontrar por tanto pareja y engendrar más hijos ayudará a los jóvenes a integrarse y progresar de manera eficaz en la misma.

Aunque procrear a una temprana edad se convierte en algo habitual, el sexo es para muchos jóvenes un tema del que apenas se habla y trata, especialmente en comunidades pequeñas como Atsiame. La educación escolar carece entonces de temas relativos a la salud sexual. Por otro lado, Ghana es uno de los países líderes en enfermedades de transmisión sexual como el VIH. La causa principal radica en el desconocimiento y falta de concienciación que provoca la inutilidad y desuso de protecciones sexuales. Desde el punto de vista cultural, carece de sentido gastarse el dinero en la compra de preservativos.

En 2016, el entonces presidente de Ghana, John Dramani Mahama, insistió en la necesidad de concienciar a la población sobre la prevención de la transmisión de enfermedades sexuales. Se redujeron un 53% las infecciones entre 2001 y 2014, así como las muertes relacionadas en un 45% durante ese mismo periodo. Según encuestas demográficas, entre 2008 y 2014 las pruebas entre mujeres del VIH se multiplicaron durante esos años.  “Este no es el momento de bajar la guardia. Es el momento de intensificar nuestras respuestas para conseguir acabar con el sida”, declaró el presidente en ese momento. Se desconoce si el presidente actual de Ghana, Nana Akufo-Addo, está llevando a cabo acciones en el mismo sentido.

Tras poder compartir tiempo con niños y jóvenes en la comunidad de Atsiame puedo aseverar que las semejanzas con nosotros superan a las diferencias provocadas por el aspecto cultural. Como jóvenes, tenemos la oportunidad de avanzar y cambiar aquellos aspectos que consideramos que pueden mejorar. También en España, donde a pesar de contar con una educación escolar legislativa y aparentemente consolidada, la salud sexual es un tema pendiente. Pese a todo, existen muchos colectivos y campañas publicitarias que promueven una salud sexual adecuada. Aunque desde la distancia nos veamos distintos, somos más parecidos de lo que nos imaginamos. Contamos con la oportunidad de ser jóvenes, con la oportunidad de mejorar las cosas, ya sea dentro de Ghana o dentro de nuestro propio país.

Lucía Fernández-Recalde Velasco es estudiante de 4º curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid (España).