Alba Claudio | Larabanga (Ghana)

Normalmente la primera reacción ante la comunicación de que un europeo se vaya a vivir a África una temporada es de sobresalto: “¡estás loco!”, seguido de: “¿no te da miedo?” Entre otras cosas. Y es que África, hoy día, sigue provocando una gran conmoción. Ya sea por sus conflictos, o por su carácter salvaje, el hecho es que África produce temor. Pero no es el único sentimiento que suele producir, y es que tras el comentario de «¡estás loco!» viene el típico: “¡pero tiene que ser tan gratificante!” África produce, pues, un doble sentimiento que vehicula entre el miedo y la compasión. Dos emociones que parecen difíciles de conjugar pero que, sin embargo, están presentes en nuestra mirada sobre este continente. Una mirada ni más ni menos imperialista.

La visión que tenemos en España de África no es fortuita. Los estereotipos no surgen por generación espontánea, sino que son el resultado de interiorizar la información que vamos adquiriendo. Pensar y emitir juicios de valor sobre la base de estereotipos cuando hablamos de África, o de cualquier otro tema, supone una gran contribución a la promoción y conservación de la injusticia social. La amplia y diversa información es esencial para deconstruir las ideas preconcebidas.

A menudo, los medios de comunicación son los principales causantes de muchos de los estereotipos y los prejuicios que actualmente nuestra sociedad tiene sobre la imagen de África (López, 2019):

África es sinónimo de aventura. África se muestra a través de paisajes y escenas salvajes. Un sinfín de películas de aventuras están rodadas en este continente haciendo que le asociemos a un lugar de emociones fuertes.

África es sinónimo de primitivismo. En África no hay masais saltando en cada esquina. En Botswana se ha prohibido grabar documentales porque la etnia boximana llegó a sufrir una presión muy fuerte. Parece ser las formas de vida minoritarias tienen más repercusión mediática que las que muestran similitudes con la nuestra.

África es sinónimo de catástrofe. África no es una prioridad informativa cuando aparecen noticias, y si tienen algo de prioridad es para aquéllas que aborden la temática de guerras libradas en el continente, hambrunas, inmigración, solidaridad… Por supuesto, todas las noticias vienen acompañadas normalmente de imágenes de gran dureza. Lo único que se consigue con la repetición de este mensaje es su normalización. La cooperación al desarrollo no escapa a los estereotipos y se aprovecha de ellos para captar la atención de posibles donantes, que perciben a los africanos como personas que sobreviven gracias a ellos. Aquí surgen los sentimientos contradictorios de miedo y compasión que mencionábamos anteriormente.

África es sinónimo de deshumanización y naturaleza. El continente se ofrece como una gran reserva natural y material al servicio de todos. Las sociedades africanas apenas merecen atención ye incluso llegan a ser presentadas como un problema que amenaza la ecología mundial. ¡Como si fuésemos los occidentales un ejemplo! ¿Ha calado realmente en nuestras sociedades la declaración de emergencia climática promovida por el movimiento londinense Extinction Rebellion?

Se informa de África de manera simple y sesgada, centrada únicamente en generar un contenido destinado a la creación de cierto morbo informativo con la excusa de “concienciar”, pero en realidad lo único que se consigue es desempoderar a la población africana.

José Carlos Sendín ahonda en las razones de esta solidificación de las imágenes sobre el continente africano estudiando el caso de Ruanda y el tratamiento mediático que se le dio. A este respecto, critica no sólo que fuera objeto de una información escasa, sino que además la forma en la que se realizó dado que se resaltó la parte más horrible y ahondando en el terror, con casi nula indagación sobre las causas e incidiendo en la crisis humanitaria como paradigma y marco de interpretaciónn de lo africano.Más y mejor información”, reclama Sendín, ello “nos permitirá comprender sus orígenes, sus causas y quizá, la indiferencia de Occidente aparecerá reflejada en el espejo y empecemos a comprender nuestra parte de responsabilidad en esta situación” (2009, p. 182).

Ser reportero en África es el reto de dudar y escuchar lo suficiente. Cuando se trabaja en un mundo ajeno, con miles de lenguas, matices, claves culturales y códigos distintos, saberse insignificante es el único antídoto para no fracasar estrepitosamente. Sentir vértigo por no estar enterándote de nada no solo es un ejercicio de humildad saludable, porque te mantiene atento y cauto, es sobre todo una invitación a escuchar a los demás. Esa es la única forma de entender y, con suerte, estar preparado para contarlo. En las facultades de periodismo dedican varias asignaturas a cómo escribir, locutar por radio o comunicar delante de una cámara. Ninguna a aprender a escuchar. Y la mejor de las técnicas no te salva si el tipo al que estás entrevistando de forma brillante resulta ser un pirata de cartón piedra que lo único que ha secuestrado en su vida es un paquete de pancakes. (Aldekoa, 2019)

Una noticia tiene el valor de su precio en el mercado mediático. “Informar ya no es dar noticias veraces, sino elaborar informaciones que vendan” (González Calvo, 2009, p. 152). África si no es conflicto, hambruna o exotismo, no interesa. Un dato: la CNN solo tiene tres oficinas de corresponsalías en todo el continente. Por no hablar de las dificultades por las que atraviesan los periodistas freelance desplazados sobre el terreno para “colar” sus reportajes en diversos medios de su país. En general, las noticias se elaboran desde fuera de África lo que multiplica esa imagen estereotipada que tenemos del continente. Decía Ignacio Ramonet que el Sur es, en nuestro sistema comunicacional, un infierno o un paraíso, pero jamás un país normal.

Jaime Falcón, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad de Valladolid y voluntario en Larabaga, afirma que conocer África de cerca cambió su visión del mundo y de los medios de comunicación:

Me he dado cuenta de que la comunicación con fines sociales me ha brindado la oportunidad de mirar más allá de lo que veían mis ojos, de entender, de modo crítico, aquello que estaba viendo y viviendo.  me gustaría hacer un llamamiento a la verdad: a la necesidad y compromiso ético y profesional de contrastar cualquier información que nos llegue independientemente del origen de la fuente; a ver más allá de nuestros propios deseos, intereses e incluso convicciones. La realidad es poliédrica y nuestra mirada siempre será subjetiva, pero en nuestra mano está el deber de informar y comunicar con sentido crítico y plural. (2019)

En ADEPU somos muy conscientes de que es necesario un cambio en la comunicación de las ONG. Por ello nos esforzamos en mostrar la realidad tal y como es del entorno en el que trabajamos. No nos quedamos en lo negativo que cualquier aspecto pueda tener, también con lo bueno como oportunidad para potenciarlo. Siempre desde una mirada crítica y asumiendo la posición desde la cual analizamos la realidad que no es otra que desde la occidental.

Nuestro objetivo no es recaudar fondos a costa de crear un contenido en base a “Tú puedes ayudarles” o “Dona dinero”. Queremos cambiar el tipo de solidaridad. Una solidaridad basada en la necesidad de cooperar desde la base, ya que son los africanos, y no nosotros, los que deben decidir cómo orientar su futuro y su desarrollo. No buscamos una mirada compasiva, sino una mirada que invite a la reflexión de que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos y deben de ser respetados.

Sólo cuando se perciba al africano como un ser humano más (…) Sólo entonces podremos decir que los negros somos iguales que los blancos, porque no habrá seres superiores ni inferiores, sino simplemente seres humanos, sujetos de los mismos derechos en tanto que vecinos de un mismo planeta. (Ndongo, 2019, p. 182)

 

Referencias bibliográficas

Aldekoa, X. (26 de abril de 2019). Guia de errores de un reportero en África. Jot down. Recuperado de https://www.jotdown.es/2019/04/guia-de-errores-de-un-reportero-en-africa/

Castell, A. y Sendín, J.C. (Eds.) (2009). Imaginar África: Los estereotipos occidentales sobre África y los africanos. Madrid: Los Libros de la Catarata.

Falcón, J. (2019). La Comunicación Como Puente Entre Culturas | ADEPU. [Entrada de blog] Adepu.org. Recuperado de http://adepu.org/2018/12/30/214737/ [Consultado el 4 Jul. 2019].

Fernández Quincoces, S. (2019). Imaginar África: los estereotipos occidentales sobre África y los africanos [Entrada de blog] Recuperado de https://literafrica.wordpress.com/2014/06/04/imaginar-africa-los-estereotipos-occidentales-sobre-africa-y-los-africanos/ [Consultado el 4 Jul. 2019].

López, L. (2019). Saber tradicional y modernidad en África negra. Sant Cugat del Vallès (Barcelona): Universitat Internacional de la Pau. Recuperado de http://www.universitatdelapau.org/files/23-32766-document/lola_lopez.pdf?go=3d7fa7fcaa728fb80155bd3ec5ac7250a51dbfdf29ddc64367583030b21ae5bbea77f367b23271fc6915b5c2dd33e856b3a6f13b3ead509d [Consultado el 4 Jul. 2019].

Wiriko. (2019). [online] Wiriko cada jueves en el programa ‘África hoy’ de RNE · Wiriko. Recuperado de https://www.wiriko.org/wiriko-africahoy-rne/ [Consultado el 4 Jul. 2019].

 

Alba Claudio es estudiante de 4º curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid (España).