Laura Cenalmor Sánchez | Atsiame (Ghana)
Durante el tiempo que los estudiantes de ADEPU llevan conviviendo en la comunidad de Atsiame, una de las situaciones que han podido observar es la falta de gestión de los residuos. Los restos de basura y, sobre todo, de plástico, se pueden ver en varios rincones de este lugar. Tras la observación de esta situación, ADEPU ha querido profundizar en ella concertando una entrevista con Richmond Kennedy, director de la ONG Plastic Punch. En cambio, para comprender este asunto con totalidad es necesario conocer qué es y a qué se dedica la fundación Plastic Punch.
Pregunta: Plastic Punch es una entidad que lleva trabajando en Ghana seis años para implementar una economía circular y preservar el medio ambiente, con énfasis en la reducción de la contaminación plástica. ¿Cuáles son las bases de esta entidad?
R: Como has comentado, nosotros estamos a favor de la economía circular, y nuestro objetivo es ponerla en marcha directamente desde la cima. Los plásticos están hechos de materias fósiles, que tienen muchos aditivos dañinos para la salud y el medioambiente. Además, tardan de 500 a 1000 años en descomponerse. No tiene sentido utilizar un producto 15 minutos para que se mantenga en la Tierra entre 500 y 1000 años. Por eso necesitamos hacer las cosas de otra manera, crear otros negocios y trabajar en torno al desarrollo sostenible. Eso es lo que hacemos en Plastic Punch.
P: ¿Qué objetivos considera que se han logrado durante este tiempo?
R: Nuestro objetivo es introducir otras formas de manejo de los plásticos en el país, con énfasis en su reducción. Es complicado saber a niveles nacionales los impactos que hemos provocado. En cambio, hemos podido observar varios logros y resultados relacionados con el consumo de plásticos en algunas de las comunidades en las que trabajamos. Muchos colegios, que antes utilizaban este material para envasar sus comidas, hoy en día trabajan con materiales reutilizables procedentes de la naturaleza.
Una de nuestras principales acciones consiste en las limpiezas de las playas. Sabemos que no es una solución a largo plazo, pero puede ayudar a, por ejemplo, el problema de las inundaciones. En muchas ocasiones, esto ocurre por la cantidad de plásticos que obstruyen las aguas y provocan desbordamientos. Un ejemplo puede ser la comunidad de Crowl, que solía sufrir de este fenómeno frecuentemente, pero hemos conseguido frenarlo y, desde el año 2019, no se ha vuelto a dar esta problemática.
P: Desde Plastic Punch, ¿están trabajando en algún proyecto a nivel legislativo?
R: Es importante apuntar que antes de realizar limpiezas llevamos a cabo una investigación llamada “Citizens Science Approach”. Su objetivo es descubrir datos sobre la contaminación y el responsable de esta. Esta información se utiliza posteriormente para trabajar con asambleas municipales, distritos y compañías en la búsqueda de soluciones. Una de las políticas que está en marcha es la ley llamada “Standard Producer Responsibility FrameWork”, que tiene como meta que los productores acepten la responsabilidad de su producto durante todo el ciclo, ya que actualmente, cuando un residuo se tira a las calles, pasa a ser responsabilidad del país donde se encuentre.
P: Desde tu ONG pones mucho énfasis en el daño que causa el plástico en la sociedad. ¿Cómo crees que afectan los residuos plásticos a la calidad de vida de los ghaneses?
R: La contaminación provocada por los residuos plásticos es un problema grave. Uno de los ámbitos a los que más afecta es el turismo, que supone además la tercera fuente de ingresos del país. Nadie querría ir a visitar un lugar que está repleto de residuos. Otra de las problemáticas más acuciantes es el mal estado de los alimentos procedentes del agua. En comunidades como Ada y Prampram, los pescadores no pueden seguir haciendo su trabajo porque recogen más plástico que peces. Además, en una investigación que realizamos con Marine Science Department, concluimos que los animales marinos contienen microplásticos que después consumimos.
P: ¿Cuál cree que es la alternativa al plástico que puede ser efectiva en Ghana?
R: En primer lugar, necesitamos productos menos dañinos, por lo que estamos trabajando junto con varias universidades extrajeras en la fabricación de envases hechos con materiales vegetales. Algunas de las fibras que ya se están utilizando son las de algas, cañas de azúcar y cocos. Aun así, el objetivo es encontrar una fibra con la que se consiga un producto barato y competitivo en el mercado. Esto sería, sin duda, la siguiente revolución.
P: En concreto, ¿cómo afectan los residuos plásticos a la calidad del agua que las personas beben?
R: Tras un análisis realizado por Plastic Punch en colaboración con la entidad IPen, se pudieron observar que, entre el agua de las 3200 botellas de plástico estudiadas, se encontraban cientos de aditivos procedentes de 30 países distintos. Esto, definitivamente, no es bueno para el consumo humano. Aun así, todos los días bebemos este tipo de agua.
P: ¿Existe alguna solución a este problema?
R: Desde Plastic Punch hemos elaborado una máquina dispensadora de agua llamada Nsoupaa. Cuando las personas llevan su botella de plástico reutilizada, esta se llena de agua pura, limpia y sin microplásticos. Es una forma de que los habitantes sean conscientes del problema real que causa este material.
Laura Cenalmor Sánchez es estudiante de 4º curso del grado de Periodismo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid (España).