María Pérez Lobo – Diego Ramón Gómez Férreo  | Atsiame (Ghana)

Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de visitar una escuela para personas con discapacidad auditiva en la capital de Ghana, Accra. Esta visita nos ha ayudado un poquito más a conocer la situación en la que se encuentra el nivel de inclusión social y educativa del país y nos ha mostrado la necesidad de invertir en un sistema que apueste por cubrir las necesidades y atender las individualidades de todos los alumnos.

Isaac Arthur, director del State School for the deaf, es una persona muy risueña y se muestra muy amable y alegre por recibirnos. Fue el encargado de abrirnos las puertas del colegio y enseñarnos todas sus instalaciones. Se trata de una ocasión única para aprender nuevas realidades escolares.

Isaac nos explica la historia de su escuela: “En principio era una casa privada en la que nos hacíamos cargo de niños y niñas con esta problemática, tras varios años de mucho trabajo, en el año 2000, la casa se convierte en escuela pública y comienza a recibir ayudas del gobierno”. Aquí, los alumnos con una gran necesidad educativa especial, como lo es la sordera, tienen un centro que puede convertirse en el hogar de los alumnos, funcionando también como internado.

Niños de entre 3 y 12 años tienen la posibilidad de formarse y aprender gracias a un equipo docente que trabaja día tras día para crear un centro que responda a las necesidades de todos sus alumnos, un total de 292. A pesar de la formación, experiencia y voluntad del equipo docente, el problema vuelve a ser la falta de recursos y materiales didácticos que faciliten el aprendizaje de los alumnos. Aun así, la voluntad de los niños y su predisposición por aprender es maravillosa. Los niños muestran una fortaleza y madurez asombrosa. Y no son los únicos que tienen que seguir trabajando por el camino de la integración. La escasez de instalaciones y alternativas para personas con diversidad funcional en Ghana es mínima, lo que dificulta aún más la normalización del problema.

El director nos habló de las condiciones y características de la escuela. Nos sorprendió saber que había alumnos de edades muy diversas, y que las clases no se formaban en función de la edad, sino en base al nivel de aprendizaje de los niños. Las diferencias en las edades de los alumnos son muy notables, algo que se debe a la edad de acceso de estos niños al sistema educativo. La mayoría no iban al colegio o se han adentrado tarde al sistema educativo, todavía existen tabús y algunos padres prefieren mantenerlos alejados del sistema tradicional, en muchos casos hasta que la situación es insostenible. Existen pocos centros de educación especial en Ghana y se concentran en las grandes ciudades.

Es fascinante ver las posibilidades que ofrece este colegio a sus alumnos. Los recursos de los que dispone, a pesar de limitados, brindan a los niños la oportunidad de aprender inglés en lenguaje de signos, lo que les prepara para poder unirse en un futuro al mundo laboral. Gente como Isaac es tremendamente inspiradora durante nuestro período de formación, en él hemos podido ver cómo es posible optimizar todos y cada uno de tus recursos, lo que ha sido una oportunidad muy gratificante.

El trabajo que realizan en este centro es fundamental, pero como bien nos cuentan, estas paredes deberían ser un puente en aras de la inclusión educativa y laboral de todos estos chicos y chicas.

Después de esta fugaz visita al centro State School for the  deaf, aprovechamos para comentar lo visto y compartir opiniones. Coincidimos en la “suerte” que tenemos en España de contar con una educación pública gratuita y de calidad. Ghana, como nos cuenta Isaac, todavía tiene mucho que mejorar en materia de inclusión educativa y de atención a la diversidad, y para ello haría falta mayor financiación y oportunidades para los profesionales de Pedagogía Terapéutica.

Esperemos que esta escuela sea una de las semillas de la educación inclusiva en Ghana. Y que empiece a brotar, para llegar a un futuro de justicia e igualdad de oportunidades para todos y todas, independientemente de sus capacidades y origen.

 

María Pérez Lobo es una estudiante de 5º curso del doble grado de Educación Infantil y Primaria en la Facultad de Educación de Segovia de la Universidad de Valladolid (España), actualmente realizando sus prácticas curriculares con la ONGd ADEPU en la escuela “Heluvi M/A Basic School” de la aldea de Atsiame, Ghana.

Diego Ramón Gómez Férreo es estudiante de 4º curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid (España).