Jaime Falcón López | Larabanga (Ghana)

 

La mujer en Larabanga, Ghana, como se suele decir, es una mujer “todoterreno”. Se levanta a las 5 de la mañana para preparar todo lo necesario para afrontar el día. Comienza fregando y limpiando la casa y luego el desayuno para sus hijos. Esto se debe a que la mayoría de las mujeres viven solas con sus hijos, dado que el marido está en otro pueblo trabajando o con otra de sus mujeres. Recordemos que nos encontramos en un contexto musulmán.

La primera información que tuve relacionada con este tema, fue a raíz de una conversación muy breve con un joven lugareño. Este joven se sentó a mi lado y me preguntó si yo tenía mujer, a lo que contesté que no, que no tenía siquiera novia. El chico puso cara de asombro, lo cual me desconcertó un poco ya que para mí no estar casado con 24 años es normal. Este chico con 22 años ya tenía dos mujeres. Este hecho es muy común en Larabanga.

Mientras paseas por las calles, continuamente te encuentras con la misma estampa: mujeres trabajando, ya sea en sus negocios o en tareas familiares y del hogar, y hombres descansando o jugando a las cartas. No importa la hora del día, por la mañana o por la tarde, la visión es siempre la misma. Esto no quiere decir que todos los hombres hagan lo mismo. Muchos de ellos trabajan muy duro para su familia, cargando a sus espaldas largas jornadas laborales al igual que las mujeres. Aunque rara vez se ve esta circunstancia.

Seguí investigando sobre esto, conversando con la gente de la zona y preguntándoles sobre sus trabajos. Pude constatar que la media de tiempo que dedican los hombres a trabajar no supera las 4 horas diarias frente a las 17 que dedican las mujeres que, incluso, lo hacen cargando sobre sus espaldas a sus hijos durante todo el día.

A pesar de ser las mujeres quienes realizan casi todas las tareas a lo largo de toda la jornada, son los hombres quienes tienen el poder y la última palabra para hacer lo que desean sin ataduras, mientras la mujer está totalmente cosificada y cumple la función de crianza de hijos y granjera.

Como en muchos lugares y culturas, en Larabanga sigue presente el concepto de fuerza física como elemento de poder, algo que hace estar a los hombres en un escalón superior al de las mujeres. Esto es algo que desde pequeños, los niños y las niñas aprenden. Es curioso cómo las niñas no pueden jugar al fútbol por que “no son lo suficientemente fuertes”, según me decían los niños de Larabanga. Pero, en cambio, deben cargar con 50 litros de agua todos los días sobre sus cabezas, para abastecer a toda la familia.

“Woman First” es lo que escuchas cuando hablan de la mujer en Larabanga, pero quizás, la explicación no resulta acorde con el enunciado. Te ponen un ejemplo, básico, pero útil y eficaz para resumir este concepto:

“Cuando ves a una mujer peleándose contra un hombre, como hombre, debes defendedla, pero si son dos hombres los que se pelean, tienes que dejarles tranquilos”. Yussif

Cuando discutes sanamente acerca de esta explicación, esa mujer se acaba convirtiendo en tu hermana o en tu madre o, en resumidas cuentas, en algún familiar cercano de género femenino.

“La mujer africana es el héroe olvidado de África. Porque no sólo es, aunque invisible, el motor del continente, sino que también es su pieza más fiable: una mujer africana jamás desaprovecha una oportunidad para sacar adelante a los suyos.
África no está perdida, está esperando que las mujeres ocupen el sitio que les corresponde”.

Así lo expresa Xavier Aldekoa en su libro “Oceano África” (2014), tras haber viajado por más de 30 países en todo el continente africano.

Resulta extraño ver cómo a las mujeres en Ghana no se les tiene en cuenta dentro del contexto social pese a que son los pilares base del sostenimiento de las familias y del progreso social.

 

Jaime Falcón López es estudiante de 4 curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid (España).