Lucía Fernández-Recalde Velasco | Atsiame (Ghana)

Como individuos, tenemos la necesidad de aprender y mejorar cada día. Acudir a la escuela o la universidad es la oportunidad de adquirir conocimientos necesarios para desenvolverse en el futuro. Independientemente del país de procedencia, ir a la escuela no solo contribuye a la socialización, sino que es un derecho fundamental de las personas.

En países como Ghana, donde la escolarización básica es obligatoria y gratuita desde una temprana edad no resulta complicado encontrar las aulas llenas de niños. Sin embargo, a medida que los cursos y edades avanzan, los alumnos las abandonan progresivamente. En ocasiones, este hecho se debe a factores externos que poco o nada tienen que ver con la escuela. Según Knoema, en 2019 la tasa de escolarización aumentó más del 74%, lo que supone un gran número de alumnos, al menos, en las primeras etapas escolares. Otro debate es la ratio, las metodologías de enseñanza o el profesorado.

Junior High School es la última etapa educativa básica y gratuita que se realiza en el mismo lugar que el resto de los cursos, al menos en Atsiame. El número de alumnos de estos cursos es la mitad de aquellos que conforman la etapa educativa de Primaria e Infantil. Una vez finalizada, Senior High School es el siguiente y último paso antes de acudir a la Universidad. Esta etapa ya no es básica, es de pago. Por este motivo, pocas familias pueden costear estos estudios a sus hijos. El coste de matrícula, los materiales de estudio, así como la manutención necesaria para los tres años académicos, imposibilita que muchos jóvenes lleguen si quiera a comenzar esta etapa. Estos cursos forman una parte central de su trayectoria académica ya que en este momento comienzan a especializarse por sectores, en función del trabajo que desean tener en un futuro.

La vida dentro de la Senior High School llama la atención desde el comienzo. Los estudiantes deben alojarse en sus instalaciones, en modo de internado, en habitaciones de grandes dimensiones con una capacidad para unas 60 personas. Normalmente, están separados por sexos, aunque comparten todas las instalaciones durante el día. En cuanto al régimen de comidas, los propios estudiantes deben hacerse su propia comida. Por esa razón antes de entrar a la escuela, deben comprar los alimentos necesarios para toda la estancia. “También podemos pagar para que nos cocinen. Hay algunos estudiantes que se dedican a ello. Es más económico si te cocinas tú, así que acabas aprendiendo cómo hacerlo con el tiempo”, me comentaba uno de los jóvenes de Atsiame que vive actualmente en la escuela.

El alimento que más consumen es el llamado “Gari”. Es un alimento basado en casava, uno de los más económicos y que más abundan en el país. Debido a su económico precio y a las sencillas razones de conservación, es la comida por excelencia de los estudiantes. El “Gari” únicamente necesita agua, azúcar o leche para lograr convertirse en el plato estrella de todos los jóvenes.

Por otro lado, acudir a la escuela no sólo abarca temas académicos. La convivencia supone uno de los factores más importantes durante esta etapa. Dentro de la Senior High School, los estudiantes deben aprender a convivir, especialmente con aquellos que se encuentran en cursos superiores. Estos últimos tienen como rutina “tomar prestado” a los más jóvenes las pertenencias y alimentos, a modo de ritual. Por ello, compran mayor cantidad de los objetos necesarios desde un principio, dado que cuentan con aquellos que van a ser sustraídos.

Además, las restricciones a las que se someten en su día a día suponen otro condicionante a tener en cuenta. Deben pedir permiso para salir de la escuela o para usar el teléfono móvil, entre otros. De hecho, en muchos casos no se les permite tener teléfono móvil propio y deben preguntar a profesores para poder realizar llamadas telefónicas a familiares.

A pesar de que acudir a la escuela pueda contener aspectos negativos, el deseo de poder estudiar y aprender es mayoritario. Conscientes del privilegio que supone aprender, todos los niños quieren acudir a las escuelas y formarse. Así, la educación es la llave para el desarrollo personal e intelectual. También, un elemento de progreso familiar, social y comunitario del país.

 

Lucía Fernández-Recalde Velasco es estudiante de 4º curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid (España).