Alba Claudio | Larabanga (Ghana)
Nuestro grupo de agosto está de vuelta a España en el momento en el que se publique esta mi última entrada en el blog de ADEPU. Es una pena cuando empieza a ser evidente que esta experiencia tan bonita está llegando a su fin, pero consuela darse cuenta de que no va a ser fácil de olvidar, por no decir imposible. No ha sido un viaje cualquiera.
Recuerdo cómo hace un par de años me enteré del proyecto de ADEPU y me dije a mí misma: ¡QUIERO! Cuando les comenté a mis padres que quería irme a Ghana a hacer un voluntariado y ya de paso hacer mis prácticas universitarias, su respuesta fue: ¿a África? ¿Y qué te puede aportar África que no te pueda aportar cualquiera otro país de Europa? Lo mismo me pasó al decírselo a la gente de mi entorno, ya sea a amigos o al resto de la familia, la reacción fue prácticamente la misma. Como comenté en mi primera entrada para este blog, África genera temor y admiración al mismo tiempo.
He conocido a bastante gente que quería venir a Ghana de voluntariado o de prácticas al igual que yo y todos tenían mucha ilusión al principio, pero la realidad es que más de la mitad se fueron echando atrás a medida que se acercaba el momento de comprar el billete de avión y hacerlo oficial. Estoy segura de que esto pasa por lo influenciables que llegamos a ser. Si realmente se tienen ganas, no se debería permitir que nadie tuviera el poder de quitároslas. ¡Las únicas personas que te van a hablar mal de África van a ser aquellas que no la conocen!
No voy a mentir si digo que el choque cultural es grande, que surgen situaciones difíciles y que esto no se parece en nada a la vida del llamado “Primer Mundo” a la que estamos acostumbrados, pero es lo de menos. Lo que es de más, es todo lo que estoy aprendiendo, a la gente tan increíble que he conocido, a los paisajes que recuerdo en mi mente porque en foto no se aprecia su belleza, el cariño de los niños, las sonrisas de las personas…
Me gustaría añadir en esta entrada las reflexiones personales de algunos de mis compañeros para mostrar la riqueza de perspectivas que han conformado el voluntariado de Ghana de este verano 2019:
Tras mi primera experiencia de voluntariado en Atsiame, quise conocer la otra parte del proyecto educativo en el contexto de Larabanga. Al haber finalizado mi segunda estancia puedo decir que me vuelvo todavía más plena y feliz que el año anterior. A nivel profesional, he aprendido tanto del sistema educativo ghanés como de mis compañeros de voluntariado, con los que he trabajado en equipo día a día. Además, he asumido ciertos retos como desarrollar un proyecto educativo sobre la reutilización del plástico, realizar un meeting formativo ante el claustro de profesores o llevar a cabo un taller para mujeres sobre la menstruación y sexualidad en un contexto musulmán. Pero sin lugar a duda me quedo con el aprendizaje que he tenido en la escuela pública de aquí, educando mi mirada hacia el corazón de los más pequeños. A nivel personal, me llevo unos amigos estupendos, con los que he convivido dos meses y de los que he aprendido muchísimo. Cada uno de nosotros somos totalmente diferentes, pero sin duda los valores y el compromiso social que tenemos con la educación nos han unido para aportar juntos nuestro granito de arena en Ghana (Alba Nieto, psicóloga y estudiante de 4º Grado de Educación Infantil de la Universidad de Valladolid).
Fernando llegó más tarde acompañado de su ukelele y una gran capacidad para componer canciones geniales en cuestión de minutos. Las noches empezaron a ser noches de karaoke.
He estado ayudando con el proyecto de construcción y renovación de pupitres para los alumnos de la escuela pública de Larabanga. Ha sido una experiencia inolvidable. Ha sido un aprendizaje recíproco realmente gratificante. He podido aportar mi granito de arena para hacer un mundo mejor. Aunque siempre te vas con la sensación de impotencia de no poder ayudar todavía más, de ver que los gobiernos no hacen todo lo que deberían para mejorar la vida de los ghaneses… Al final solo somos personas que intentamos dar lo mejor de nosotros para ayudar a terceros con los recursos y medios de los que disponemos y con mucho entusiasmo. Siempre surgen inconvenientes inesperados que te retrasan, como que solo haya un cajero automático y que no funcione en una semana, que trabajas con herramientas totalmente manuales o que una madera sirva para un diseño y no para otro… Al final, tienes que ser tenaz y no cesar en el empeño para conseguir el objetivo. Me voy muy satisfecho por haber comenzado un proyecto muy bonito que va a conseguir que haya menos niños en el colegio de Wulugu sentados en el suelo. Hemos ido ideando diferentes diseños de pupitres adaptados a las circunstancias del entorno de las clases, sus necesidades y las maderas disponibles, tratando de lograr la mayor ergonomía posible. Para explicar los modelos, fui dibujando planos del mobiliario y me llamó la atención que después, hasta en la serrería, querían ver los dibujos técnicos que había hecho. Ellos no acostumbran a hacer planos de los muebles, simplemente saben hacerlos y tienen las medidas en la cabeza. Les llamó mucho la atención que yo para explicarme, quisiera dibujar todo. He disfrutado mucho con mis compañeros tocando el ukelele y cantando juntos. Me he dado cuenta de que la música, como bien dicen, es un lenguaje universal y puede entretener a personas que ni entiendan castellano ni hayan oído nunca ciertas canciones. Es muy bonito ver lo atentos que escuchaban lo niños las canciones, los cuentos musicales o teatros. (Luis Fernando Rodríguez Zambrana, ingeniero del Canal de Isabel II de Madrid)
Paula era la voluntaria con más ritmo que ha pisado Larabanga, la única capaz de bailar danzas locales sin hacer el ridículo como hacíamos los demás.
Es mi segunda vez en Larabanga y sigo aprendiendo cosas de su cultura, la educación y de mí misma. En el colegio, he tenido la suerte de volver a estar en la clase que tuve en el Prácticum donde he podido compartir la experiencia educativa con una maestra que vela por hacer sus enseñanzas más interesantes y que les haga desvivirse por la asignatura de arte. Además, este año lo que más he disfrutado ha sido la escuela de verano ya que he podido trabajar con niños y niñas de distintas edades de manera simultánea. Volver aquí siempre es un aprendizaje, anitumah Larabanga (gracias Larabanga) (Paula Calle, estudiante del programa de estudios conjuntos de grado de Educación Infantil y Primaria de la Universidad de Valladolid)
Con Laura todo eran risas, hasta en los malos momentos. Si tienes ganas de aprender inglés puedes hacer como Laura, búscate un profesor particular. Aquí siempre hay gente dispuesta a ayudarte con lo que sea.
Después de repetir la experiencia, estoy segura de que no es pobreza lo que se ve en esta tierra, sino falta de recursos, que el dinero no da la felicidad, ni tampoco las cosas materiales, que vivimos de excesos y de cosas innecesarias y que con ganas, ilusión y esfuerzo se pueden cambiar muchas cosas, tanto en labores educativas como en la renovación de mobiliario para la escuela y hasta en aspectos personales. Siempre me quedarán ganas de aprender más sobre este país, que no deja de sorprenderme en todo momento. (Laura Peña, estudiante del grado de Educación Primaria de la Universidad de Valladolid)
Recuerdo cuando conocí a varios de mis compañeros en el aeropuerto y de cómo, a partir de ese momento, me sentí recogida en la gran familia que acabábamos de formar. Las aventuras ghanesas y los interminables viajes en autobús unen, y mucho. Quiero dar las gracias desde aquí a mis compañeros por darme la oportunidad de aprender tanto de ellos ¡Y es que vaya grupo! Un grupo formado por personas muy diferentes entre sí, con personalidades muy fuertes y con mucha, pero que mucha energía.
Que viva el malarone, las toallitas, las maletas perdidas, las gafas atlánticas, los caracoles, los mosquitos, el relec, el ukelele, el indomie, el serrucho, los karaokes trágicos, los paseos en moto, las telas ghanesas, las club, el akpetesi y el “Breni ¿What is your name?” Esto lo entenderéis si tenéis la suerte, como yo he tenido, de pasar un tiempo en este pequeño y mágico lugar del mundo.
Alba Claudio es estudiante de 4º curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales, Jurídicas y de la Comunicación de la Universidad de Valladolid (España).