Javier Santa Isabel Hernández | Atsiame (Ghana)

El analfabetismo es uno de los mayores problemas que encara el continente africano. En primer lugar, porque es una de las regiones más extensas del mundo, agobiada por la más alta tasa de analfabetismo: sobre 40% de la población mayor de 15 años. Es, asimismo, la zona del planeta donde se aprecia con mayor claridad la presencia de factores que contribuyen al analfabetismo: la proporción más alta de niños y niñas que no tienen acceso a la educación primaria, o que abandonan tempranamente la escuela (40%); o que ni siquiera han llegado a adquirir las aptitudes básicas al finalizar la enseñanza primaria (50%), con un alto riesgo de quedar sumidos en el analfabetismo.

En la Declaración de las Naciones Unidas dentro del marco del Decenio de la Alfabetización (2003-2012), se reafirma que ésta constituye el pilar básico del derecho humano fundamental a la educación. En este derecho se distinguen una serie de características esenciales: es inseparable del reconocimiento de la dignidad humana y, por tanto, tiene una dimensión universal en el sentido de que es reconocido para todas las personas, independientemente de su origen social, género, raza, etnia o edad.

Durante este mes de julio, ADEPU, entre otras iniciativas en la aldea de Atsiame, está desarrollando un interesantísimo proyecto centrado en el empoderamiento de las mujeres de esta localidad. Se trata de la puesta en marcha de una Escuela para adultas, centrada en la alfabetización en inglés y en el desarrollo de las capacidades de las mujeres para, a través de la educación, mejorar su desarrollo personal y su capacitación profesional.

De este ambicioso proyecto estamos encargados dos voluntarios: Virginia Dávila Polo, filóloga en lengua inglesa, y Javier Santa Isabel, profesor de adultos de la Junta de Castilla y León y profesor asociado de la Facultad de Educación de Segovia de la Universidad de Valladolid. Ambos estamos consiguiendo consolidar la apuesta de ADEPU por la formación de las mujeres.

 

El trabajo comenzó semanas antes de desplazarnos a Ghana junto con el resto de los voluntarios: estudio de la situación educativa de la mujer y el estado de la educación de adultos en Ghana, búsqueda de experiencias educativas con adultos en África, adaptación de materiales, compra de libros, fotocopias… todo con el fin de prepararnos para afrontar con éxito el reto al que nos enfrentábamos, aunque ha sido la realidad misma la que nos ha hecho adaptarnos continuamente a su situación y necesidades.

Una vez en el terreno, lo primero que hicimos fue una campaña de captación de mujeres para asistir a la escuela. Lo hicimos personalmente, puerta a puerta, comentándolo a todas las mujeres que nos encontrábamos y también a través del curioso sistema de megafonía público del que dispone Atsiame, algo parecido a los antiguos pregoneros en España. Así conseguimos reunir un grupo de cerca de diez mujeres, de las que aproximadamente un cuarenta por ciento ha asistido a clase todos los días.

Y es que el analfabetismo ahonda la brecha de género y reclama el acceso a la educación de las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres. En el siglo XXI, cuando la tecnología y los medios deberían favorecer el acceso a los conocimientos y a la información para todos. Porque es inaceptable que casi 500 millones de mujeres y niñas continúen siendo privadas del acceso a la educación.

Las clases de la escuela de adultas se han centrado en la alfabetización en inglés y en la mejora de la capacidad comunicativa en inglés hablado y escrito. El curso se ha adaptado totalmente a las necesidades de las alumnas y se ha individualizado al máximo posible. Veamos cómo.

El horario de las clases ha sido el que mejor se amoldaba a las necesidades de estas mujeres, todas trabajadoras y con hijos: de tres a seis de la tarde. Al ser dos profesores, decidimos que Virginia se dedicara a la alfabetización estricta, es decir, a enseñar a leer y escribir a las analfabetas y Javier a desarrollar las clases de mejora del nivel de inglés del resto.

Las clases comenzaron en las instalaciones de unos antiguos barracones hasta que tuvimos que desplazarnos a las de ADEPU en la primera semana. La razón no puede ser mejor: ADEPU está invirtiendo miles de euros en su reforma para convertirla en Escuela Infantil, biblioteca y escuela de adultas.

Cuando escribimos la entrada en este blog nos encontramos en la última semana este proyecto, un proyecto ilusionante que, estamos convencidos, se consolidará aún más en el futuro. Estamos seguros de ello por varias razones: por la intención de las alumnas de continuar con su formación, por el extraordinario sentido de comunidad en Atsiame, ya contamos con un profesor voluntario de aquí, John Gateto, que se encargará de continuar con las clases; por la propuesta que haremos a la Facultad de Educación de Segovia de la UVa de que, dentro de los talleres que ofrecen los alumnos del Prácticum de Magisterio durante su estancia de aprendizaje-servicio en Atsiame, atiendan también la escuela de adultas; por último, porque estamos seguros de que futuros voluntarios, quizá también nosotros de nuevo, participarán en este proyecto.

Javier Santa Isabel Hernández es licenciado en Geografía e Historia y doctor en Pedagogía por la UNED. Es director del CEPA de San Ildefonso y profesor asociado de la Facultad de Educación de Segovia de la Universidad de Valladolid.